Este producto, al fundir, ofrece un sinfín de posibilidades, puesto que el calor multiplica su abanico de sabores y texturas, y dependiendo del tipo de queso, responderá de una u otra manera ante el calor y nos ofrecerá experiencias variopintas. Vamos a explorar el mundo del queso a través del juego con el mismo. Este taller se imparte con la colaboración de Cultivo Academia.
Quesería Cultivo es el proyecto de tres familias de productores (Rubén y Asela de Granja Cantagrullas, Álvaro y María de La Jarradilla, Juan y Sandra de Quesos Juan) que se unen en 2014 con la intención de crear un espacio en el que dar a conocer no sólo sus elaboraciones si no también las de una serie de productores artesanos, la mayoría nacionales, con los que comparten filosofía de trabajo y el respeto por la materia prima, creando así una red de productores.
Objetivos
Si existe un plato que supere las más altas expectativas de los amantes del queso, es la raclette. Queso fundido que se desploma sobre patata fundida, encurtidos, cebolla, y abierto a todo tipo de exploración gastronómica que supla o amplíe los ingredientes que en principio configuran el plato.
¿Salchichas? ¿Chucrut? ¿Vegetales? Todo cabe en una raclette. Si bien es cierto que puede ser el plato más representativo elaborado con queso fundido, junto con la fondue, la tartiflette o el sándwich de queso, este producto, al fundir, ofrece un sinfín de posibilidades, puesto que el calor multiplica su abanico de sabores y texturas, y dependiendo del tipo de queso, responderá de una u otra manera ante el calor y nos ofrecerá experiencias variopintas. Vamos a explorar el mundo del queso a través del juego con el mismo.